¿Existe realmente gente buena y gente mala? O quizás… ¿hay personas que son felices, y otras que todavía no encontraron esa felicidad?
Yo me inclino más por la segunda.
Cuando una persona está en paz consigo misma,
no necesita dañar, ni competir, ni apagar a otros.
Al contrario: tiene espacio para acompañar, para celebrar, para brindar luz.
Claro que todos, sin querer, podemos herir.
Es parte de ser humanos: a veces causamos dolor, y también lo recibimos.
Pero hay otro tipo de dolor:
el que viene de quien, de forma intencional, elige herir, complicar o vengarse.
Y ahí, creo que la raíz es simple… aunque profunda: esa persona está sufriendo.
Porque quien proyecta maldad, antes la siente adentro.
Y aunque no se note,
el verdadero dolor lo carga quien vive desde esa sombra.
Por eso es tan importante trabajarse.
Aprender a ver la belleza, la alegría y la abundancia en el otro… y poder alegrarse con ella.
Porque cuando eso pasa,
hay paz.
Y desde la paz, lo único que se expande… es más amor, más luz.
¿No te parece?
Yo me inclino más por la segunda.
Cuando una persona está en paz consigo misma,
no necesita dañar, ni competir, ni apagar a otros.
Al contrario: tiene espacio para acompañar, para celebrar, para brindar luz.
Claro que todos, sin querer, podemos herir.
Es parte de ser humanos: a veces causamos dolor, y también lo recibimos.
Pero hay otro tipo de dolor:
el que viene de quien, de forma intencional, elige herir, complicar o vengarse.
Y ahí, creo que la raíz es simple… aunque profunda: esa persona está sufriendo.
Porque quien proyecta maldad, antes la siente adentro.
Y aunque no se note,
el verdadero dolor lo carga quien vive desde esa sombra.
Por eso es tan importante trabajarse.
Aprender a ver la belleza, la alegría y la abundancia en el otro… y poder alegrarse con ella.
Porque cuando eso pasa,
hay paz.
Y desde la paz, lo único que se expande… es más amor, más luz.
¿No te parece?