Llevás respirando desde el primer día.
Sin pedir permiso. Sin pensarlo.
Es lo primero que hiciste al llegar al mundo y será lo último cuando te vayas.

Y sin embargo…
¿Cuántas veces te detuviste a sentirla de verdad?
A notar cómo el aire entra fresco y sale tibio.
Cómo tu cuerpo se expande al inhalar y se recoge al exhalar.
Cómo cada respiración es un ciclo completo: inicio y cierre.
Una vida entera en un solo aliento.
Una oportunidad de volver al presente, cada vez que lo elijas.

La respiración regula tu sistema nervioso,
te ancla y te devuelve a tu eje cuando todo afuera (o adentro) parece moverse demasiado rápido.
Siempre está ahí, esperándote.
No importa cuántas veces te pierdas,
siempre podés volver a ella.

En cada respiración habita la vida.  No te olvides de habitar-te.

También te podría gustar...

Back to Top