Hay momentos en los que la única opción es rendirse. No como un acto de derrota, sino como un acto de entrega y confianza.

Rendirse ante lo desconocido, ante lo que nos depara el universo, es abrazar la belleza inmensa del misterio de la vida. La vida es impredecible, y a veces, lo más sabio que podés hacer es soltar y dejarte llevar.

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