El deseo suele ser una de las mayores causas de sufrimiento. En cambio, el desapego nos acerca a la felicidad y la libertad.
Desapego no solo de lo material, sino también de lo emocional, de las expectativas, de los logros, de las derrotas… de todo aquello a lo que nos aferramos.
Pero el desapego emocional es un verdadero desafío. Desapegarse de las emociones que sentimos hacia otros, hacia nosotros mismos, hacia el mundo, no es fácil. Sin embargo, hay que recordar que las emociones son solo eso: emociones. Como llegan, se van. Cambian. Fluyen.
El problema surge cuando nos sobre-identificamos con lo que sentimos y creemos que esa es la verdad absoluta, que somos eso que estamos experimentando en ese momento. Pero no es así. Es nuestro ego el que se aferra, porque de eso se alimenta.
Nuestro verdadero desafío es aprender a soltar, a dejar de lado la ilusión del apego para comprender que, cuando dejamos de identificarnos con el ego, entendemos que no hay separación, solo unidad.
Desapego no solo de lo material, sino también de lo emocional, de las expectativas, de los logros, de las derrotas… de todo aquello a lo que nos aferramos.
Pero el desapego emocional es un verdadero desafío. Desapegarse de las emociones que sentimos hacia otros, hacia nosotros mismos, hacia el mundo, no es fácil. Sin embargo, hay que recordar que las emociones son solo eso: emociones. Como llegan, se van. Cambian. Fluyen.
El problema surge cuando nos sobre-identificamos con lo que sentimos y creemos que esa es la verdad absoluta, que somos eso que estamos experimentando en ese momento. Pero no es así. Es nuestro ego el que se aferra, porque de eso se alimenta.
Nuestro verdadero desafío es aprender a soltar, a dejar de lado la ilusión del apego para comprender que, cuando dejamos de identificarnos con el ego, entendemos que no hay separación, solo unidad.